marzo 20, 2025

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Medidas prácticas contra la decrepitud

Medidas prácticas contra la decrepitud

La reciente disección al fútbol venezolano que realizó el delantero Miku Fedor está repleta de verdades que obligan a la reflexión sobre el tema. Después del empate a cero entre Zamora y Metropolitanos, en otro de esos frecuentes partidos de la Liga Futve repletos de faltas, saques de costados y deliberadas pérdidas de tiempo en cada minúscula acción, Fedor se quejó amargamente en la rueda de prensa del daño que se hace al espectáculo.

“Pensamos que estamos sacando ventaja (del desperdicio de minutos) y en el fondo estamos perjudicando a nuestro fútbol. Esta es una liga de ancianos, se juega a un ritmo de viejos y el que no lo quiera entender, no está viendo la realidad a nivel internacional. Mientras los árbitros y los propios jugadores no sean conscientes de ello no vamos a mejorar”, recalcó el artillero.

En esta columna ya habíamos advertido sobre esa propensión de los jugadores de los clubes venezolano a revolcarse en la grama y solicitar auxilio médico ante una falta irrisoria; sobre los excesivos e interminables reclamos por las decisiones de los árbitros; la demora en los cambios y en la revisión del Videoarbitraje. ¿Cómo pueden resolverse esos problemas? La Liga Futve podría tomar medidas prácticas para agilizar los juegos. Una de ellas podría ser la de prohibir el arremolinamiento de jugadores en torno al juez. Solo el capitán de cada equipo puede acercarse y consultar con mesura en caso de tarjeta amarilla, roja o penalti.

Nadie más, so pena de ser sancionado con una multa económica. Los jueces, por su parte, tienen que agilizar los partidos obligando a que las faltas como tiros de esquinas, libres directos, indirectos, saques laterales o desde el arco se cobren rápido, en no menos de diez segundos. Y cuando el juez es llamado por el VAR para revisar una jugada sancionable, deben tener no más de 60 segundos cronometrados para observar la repetición y decidir. También los cambios deben agilizarse. Los jugadores deberían tener diez segundos para abandonar la cancha, y en caso de retardo, el jugador que ingresa al terreno sería sancionado con una tarjeta amarilla.

Son medidas simples, fáciles de aplicar, que pueden contribuir a contrarrestar la deliberada pérdida de tiempo en los enfrentamientos.

Sin embargo, la nuez del problema es más profundo. Para cambiar el ritmo de los juegos se requiere trabajar en la técnica y la formación táctica de los jugadores desde su época de formación. En el fútbol la rapidez no es correr de forma desaforada por el gramado, sino consiste en “pasar el balón a un toque, con la velocidad correcta, en el momento correcto, al pie de tu compañero”, tal como señalaba el gran Johan Cruyff. De esa deficiencia para controlar la pelota, recibir con perfil orientado y generar un fútbol de toque, combinativo, en lugar de meter pelotazos para dividir que derivan en faltas o un saque de costado, también viene la decrepitud del fútbol nacional.

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