Incertidumbres en Bogotá – Líder en deportes

No se puede decir que la concentración de la Vinotinto en la altura en Bogotá está revestida con los mejores augurios, pero sí que hay cierto optimismo al concebir un plan para preparar el partido ante Ecuador. Al menos, más serio que aquel, falto de conceptos científicos y futbolísticos, que la llevaron al desastre en Bolivia. El contingente viajó a Colombia en busca del eslabón perdido de la victoria, ausente desde aquella conquista de apoteosis ante Chile en Maturín.

Estar diez días en tierra bogotana da para pensar que el triunfo tendrá una resquicio para hacerlo posible, especialmente si se compara que su altitud es casi la misma que la de Quito. Hasta ahí, todo suave, todo fino, andando en la punta de los pies con un nivel de optimismo, aunque cauto, pero real y adherido a un sueño posible…

Entonces, la incertidumbre toca a la puerta. Quiere entrar, y entra. Lo visible serán los jugadores con los que se cuenta; ya hemos hablado de los penalizados por acumulación de tarjetas amarillas y de los lesionados, lo que obligará, ante un equipo diezmado, a apelar a los impensado. Sin Jon Aramburu, en la actualidad el jugador venezolano de más cartel, se podría pensar en Alexander González, porque este podría cubrir el lateral derecho o el centro de la zaga ante la imposibilidad de utilizar a los centrales naturales; pero, ay, González, verdadero “utility” del seleccionado, también está suspendido.

La incertidumbre sigue tomando cuerpo, se agigante, y Fernando Batista, técnico nacional, mira hacia los lados. Tendrá que armar la lucha en el campo de batalla confiando en el orden y en esperar con paciencia de Job el alud que se le vendrá encima, procurando el milagro de vencer o al menos empatar el partido con el contraataque de Salomón Rondón, Jefferson Savarino y Yeferson Soteldo, y con ello mantener vivo el fuego que alimenta la gran oportunidad del Mundial…

Pero la incertidumbre no se detiene ahí. Busca caminos, se procura víctimas, y se detiene en el propio Batista. Ciertos círculos futboleros aseguran que una goleada en Ecuador le marcará el rumbo de la despedida, porque, dicen, ya no habrá manera de esconder su debacle de resultados. Que la Federación Venezolana, por mucho que quiera defenderlo, ya no podrá cargar con el peso de tanta derrota. Empero, no todos piensan así; aún hay quien sigue creyendo en el entrenador argentino, y que cree que al sinuoso camino de la clasificación todavía le quedará un pequeño trecho por recorrer.

Bueno, todo volverá a comenzar, como si fuera el despertar de cada amanecer, ante Ecuador. Vencer allá, en la mitad del mundo, sería comenzar el día con la fe renovada y por estrenar.

Nos vemos por ahí.